viernes, 20 de junio de 2008

Cita a ciegas con la amiga de mi amiga

Cenábamos en el restaurante. Julia (mi amiga), Pedro (su novio), María(su amiga) , y yo(su amigo). La amiga había ido al excusado. Se hacía pipí.
- ¿Qué tal María?,- me preguntó mi amiga,- ¿Qué te parece? Te veo un poco ausente.
- Es mona.
- Mona es poco.
- Ya... macaco es mucho.
- ¿Le digo que te encontrabas mal?
- Vendrá del baño. Ahí hay espejos, seguro que se mira, luego también se encontrará mal . No es excusa.
- ¿Que te ha surgido un imprevisto?
- Por favor.

Tolerantes

Todo el mundo es tolerante, o casi todo. Con todo, o casi todo. "Yo tengo un amigo tal.. o cual, pongamos homosexual", es la máxima de la que echan mano, curiosamente, en su mayoría, después de haber cometido un atropello respecto a aquellos. Esta, su gran máxima, les acredita a su parecer y con fuerza de cosa juzgada, como fieles defensores de la minoría en cuestión.
Partiendo de estas premisas puede concluir uno( en este caso yo), sin temor a equivocarse, que de tener esos mismos un amigo que.. que sé yo... suelta un par de hostias a su mujer algún día que otro, digamos los martes y jueves por ejemplo, se ha de entender irremediablemente e igualmente con fuerza de cosa juzgada, que no sólo respetan que le zurre, sino que les parece bien. Valiente estupidez.

Todos respetan, apoyan, se pronuncian en contra de los homófobos, por serlo, por verter un comentario ofensivo contra los gays.
Ahora bien, ponerles una pistola en la cabeza y darles a elegir entre darle un piquito a un homosexual (cosa que no quiere decir nada), o insultarle con desprecio, gritarle, llamarle maricón (un claro ejemplo de intolerancia).
Ni que decir tiene que la elección se oirá a kilómetros.


Para la siguiente frase iba a tirar de eufemismos, pero tras no pocas deliberaciones, he concluido que es más expresivo el registro vulgar. Suena como más contundente y clarificador.

¿Quién no ha sentido como que le estaban follando el culo alguna vez mientras cagaba? ¡Es como una jodida violación! ... O peor. Y sin lubricante. Aparte que parece como que tuviese espinitas, que ¡Zas! , ¡Zas! te van dando como pequeños tajitos a medida que van saliendo por tu perforado ano. Es como estar pariendo un rosal. Un rosal ancho, duro y maloliente que tú no has elegido tener.
¡Rasparme!. Meterme una lima y rasparme, pero no dejéis que esto salga por aquí. Aborto excrecional [excrecional, término que no existe, pero que mi impulso neologista (neologista, otro término que no encontraréis en ningún diccionario, pero que ante la disyuntiva de hacer uso de él o formular la frase de distinto modo, he optado por utilizar. Acrecentando, de paso, mi leyenda de abridor de horizontes) os brinda en primicia, con la ilusión de que en contraprestación vayáis utilizandolo en el día a día, venga o no a cuento, eso es lo de menos, aunque sea suelta, como exclamación que denote... qué se yo... como sinónimo de mierdoso... ¡Excrecional!... suena bien, utilizarlo así, es fino, más elegante... va a ser hasa registro culto, fíjate. Es suave, fonéticamente plástico, y además, suena casi como excepcional, por lo que no os será muy difícil retenerlo], habría que homologarlo.

A lo que iba, la otra opción era:
¿Quién no se ha sentido alguna vez sodomizado en el báter?
No dice nada. No tiene fuerza. La otra es basta, pero se entiende y transmite. Mejor basto transmitiendo que cultureta y que nadie sepa que cojones estás diciendo. Esto es lo malo, que sueltas una puta palabrota y ya no paras de decirlas. Es un puto vicio.


En definitiva, ¿Por qué les llamas culos rotos?
Culos rotos somos todos.

lunes, 2 de junio de 2008

Traditio

Bonito se me queda corto. Bello, hermoso, apolíneo... es como me resulta que déis asilo en vuestras almas a las tradiciones más denigrantes de vuestra ascendencia, que echando mano de ella queráis justificar cualquier acción, por vergonzante y ridícula que sea, teniendo como último recurso, más bien como único argumento, si es que se le puede condsierar argumento, el: "a mí es que me educaron así".

Y ya está, os quedáis tan a gusto.

No tengo rebatida... me veo apurado... suelto esto... y ya está, palabra del señor, irrefutable, no hay que pensar... es como... ¡CASA!... o ¡CRUCI!, cuando de niño estás jugando al pilla-pilla y te ves rodeado. ¡Hala!, yo cruzo los dedos y aquí como si nada, me quedo oblongo (más ancho que largo), con eso me sirve, no tengo que molestarme en intentar zafarme por otros medios, y si no lo consigo, darme cuenta de que si no me he zafado es porque no había forma de zafarse... porque mi posición no era la correcta y partía con desventaja.

No. ¿Para qué?, mejor exclamo ¡CRUCI! y apoyándome en esa artimaña me convenzo a mí mismo de que estoy en lo correcto, de que soy yo quien aplica bien las reglas del juego, quien mejor se desenvuelve en él... y sigo apoyándome una y otra vez en ella, aunque con ella lejos de evolucionar como hacen el resto de mis colegas, quedo estancado, con lo que mi atraso respecto a ellos aumenta a pasos agigantados a medida que pasa el tiempo. Y aunque todos los demás vean en mi a un tramposo, a aquel con el que nadie quiere jugar porque cuando se ve atrapado cruza los dedos, jodiéndole el juego al resto, y todos sepan que actúo así porque ese escudo es la única forma que tengo para "no perder" y destapar mis deficiencias, ya que sin él perdería siempre.
Pero claro, actuando así ya no sólo expongo mis deficiencias en un macroletrero con luces de neón, sino que perder, estoy perdiendo más que de la otra forma, pues quizá si lo intentara poco a poco fuera desarrollando habilidades, evolucionando, y llegara al fin el día en que pudiera zafarme sin necesidad de hacer trampas, con lo que, además, me ganaría el respeto de mis coleguitas.

De verdad que me parece fantástico ese continuismo, pero sabed, corazones, que de hacer todos lo mismo, si todos fuéramos partícipes de ese inmovilismo que no se cimienta sobre bases argumentales sólidas, sino en: "es que papá, y la abuela, y la abuela de la abuela lo hacían", aún andaríamos a cuatro patas, comeríamos carne cruda (que habrá a quien le guste), y beberíamos agua de los charcos. Concretando un poco más y no yéndonos tan lejos, yo estaría recogiendo algodón (que no dudo de que a más de uno le parezca mi hábitat natural), otras teniéndole que pedir permiso al marido prácticamente hasta para lavarse los pies, otros teniendo que pagar la remensa a "su señor" para poder abandonar sus tierras, otras teniendo que esperar a que el señor de su padre le autorice (pagando claro está) a que éste a su vez le autorice a casarse... y un largo etcétera entre los que están incluidas, como no, las maravillosas luchas a vida o muerte en los abarrotados circos romanos. Lo que viene a ser una fiesta vaya. ¡Oooole!, ¡Ooole!, ¿Y los toros, dónde me los dejas?, algún día le dedicaré un apartado especial a ese espéctaculo artístico que se brinda en la, llamémosla, plaza de toros, llamémosle, matadero con gradas... conocido como la fiesta nacional irracional.

¿No resulta ridículo? Es como un torero alzando una pancarta contra la matanza indiscrimanada de focas en Canadá... ¡Inauuudito!... o contra el ahorcamiento de los galgos... o que te reprenda por pegarle una patá a un perro... Aaaanda y cá-lla-te la boooca... compai... que todavía le clavo los tacos y le estoy haciendo menos que tú. Además, esto en mi tierra, no es violencia, es arte, que me estoy jugando la vida,... que puede rebelarse en cualquier momento y arrancarme la yugular de un bocao. ¡Mira que dientes! Paaaa' flipar. Hay que tenerlos bien puestos pa' futbolearle el lomo... además no voy a cargármelo ni na'... es sólo eso, una rabonita sin importancia para pasar el rato... para mi divertimento... para no reprimir mi faceta artística... pero vamos, que de matarlo no pasaría nada, se iba a morir de todas formas... a ver si te crees tú que es inmortal el bicho, eh... acabáramos... morir va a morir, qué importa cómo.

No nos engañemos, la educación, la tradición, es sólo cultura cuando defiende unos valores dignos de ser ensalzados, y ser transmitidos, y lo demás es paja, y como tal propensa a arder, que es precisamente lo que ha de hacer, arder, evaporarse y dejarnos liberarnos de esa angustia.

¡ZAS!, ¡ZAS! Cortad por lo sano. ¡A podar se ha dicho! las ideas vicidas que os fueron transmitidas a través de las anteriores ramificaciones de vuesto árbol genealógico para que las generaciones venideras no se vean abocadas a la podredumbre. Que crezcan sanas, no maltrechas.

Hacer por hacer, seguir como ovejitas el rebaño porque todos lo seguían, no.

Y es que, tened presente que:
si sigues a las masas, irremediablemente acabaréis confundido entre ellas.


Con esto doy fin a Traditio: el argumento de los imbéciles.

Hojas de reclamaciones en braille

Hará unos meses de eso. Puede que un año. Entramos en una bocatería, "my sky" y yo, a la salida de una función teatral, a comernos, pues eso, unos bocadillitos(de salmón, pollo con mojo picón, y jamón... a quien interese), en lo que esperábamos a que diera comienzo la segunda obra a la que habíamos sido invitados por mi gran colega V de Bemandetta. Ciertamente, como comprobaréis finalizado el texto, podía haberme ahorrado toda esta intro, no viene a cuento. Es cuchara, ni pincha ni corta. Pero bueno, me dio por ahí. También podía haberme ahorrado esta aclaración. Y ésta. Y ésta. Y ésta. Y...


Volvamos atrás. A antes de la primera función, cuando aún estábamos en casa.

Guiados por esa sinrazón intrínseca al ser humano que le lleva a: siendo invierno abrigarse aun cuando el termómetro marca cuarenta grados, y siendo verano pensarse el coger o no una sudadera aun marcando el termómetro diez, salimos a la calle portando nuestros anoraks, a cada cual más grueso.
Ni que decir tiene... hacía más sol que en Mercurio, con el correspondiente incremento gradual que ello supone. Ésto, el hambre, y el hacer tiempo nos llevó a refugiarnos en la susodicha bocatería. Ñam, Ñam.

Cuchara.

El caso es que en el local un cartel, colocado estratégicamente para fácil su visión entiendo, informaba, a los ciegos supongo, pues son los principales incumbidos, de que existían en ese establecimiento hojas de reclamaciones en braille. Una lástima que ellos, los incumbidos, no lo puedieran ver.





Por cierto, pido perdón a los interesados, se me olvidó comentarlo antes. Tomamos Nestea y Coca Cola. Sin hielo.

Odio

Odio a los que odian. Me odio.