Tiroteo
Veo a compis de la infancia ponerse lonchos. Yeah! Es superguachi. Con esos caretos de "acabo de ver a la chica de la curva". Mustios. Pálidos.
- Troooooooonko, llevo uuuun mooocooooooooo.
Bravo.
Me lo dicen en plan ¡qué guapo!, así que supongo que tiene que ser cojonudísimo.
El casteñeteo de sus dientes es sólo comparable al taconeo de Joaquín Cortés sobre el escenario en una noche con duende. Puro arte. Me encantaría dar palmas mientras los oigo.
No lo hago. La imagen de su degradación puede más que mi vena artística.
- Tú, un chiste mazo guapo,- me dice mi amigo El Kleenex (en realidad se llama Pedro, pero le llamamos así porque va siempre de moco en moco),- jaja.
- A ver.
- Estos son veinte notas que llegan a un restaurante con la equipación de su club deportivo. Y lo de siempre: esperan a que llegue el maître, le dan el nombre con el que habían reservado, éste les lleva a la mesa que les corresponde, se acomodan, uno va a hacer un pis, otros hablan de esto, otros hablan un poco de lo otro, y les toman nota.
Al rato vuelven los camareros con unos dorsales y una fuente llena de coca, y sirven a cada uno una raya.
¿Qué deporte practican?
- Sorpréndeme.
- Tiro al plato. Jajajaja.
- Estás enfermo.
- Está guapo tío. Yo me partí el culo cuando me lo contaron... espera que me voy a poner otro tiro...
Empezó a preparárselo.
- Me lo contó un hombre de la obra la hostia de viejo, te descojonas... me contó otro parecido pero en vez de tiro al plato era tiro con arco, pero no me acuerdo... la caña... si me acuerdo te lo cuento.
Mientras le miraba recordé eso que decía mi amigo Julián de que no consumía drogas por temor a que ellas hicieran lo propio con él. Esa era la sensación que tenía en ese momento viéndole, no sabía si era más correcto decir que era el quien estaba consumiendo coca o que era la coca quien le estaba consumiendo a él. Un poco, más bien un mucho, de ambas.
- Tú, un chiste mazo guapo,- me dice mi amigo El Kleenex (en realidad se llama Pedro, pero le llamamos así porque va siempre de moco en moco),- jaja.
- A ver.
- Estos son veinte notas que llegan a un restaurante con la equipación de su club deportivo. Y lo de siempre: esperan a que llegue el maître, le dan el nombre con el que habían reservado, éste les lleva a la mesa que les corresponde, se acomodan, uno va a hacer un pis, otros hablan de esto, otros hablan un poco de lo otro, y les toman nota.
Al rato vuelven los camareros con unos dorsales y una fuente llena de coca, y sirven a cada uno una raya.
¿Qué deporte practican?
- Sorpréndeme.
- Tiro al plato. Jajajaja.
- Estás enfermo.
- Está guapo tío. Yo me partí el culo cuando me lo contaron... espera que me voy a poner otro tiro...
Empezó a preparárselo.
- Me lo contó un hombre de la obra la hostia de viejo, te descojonas... me contó otro parecido pero en vez de tiro al plato era tiro con arco, pero no me acuerdo... la caña... si me acuerdo te lo cuento.
Mientras le miraba recordé eso que decía mi amigo Julián de que no consumía drogas por temor a que ellas hicieran lo propio con él. Esa era la sensación que tenía en ese momento viéndole, no sabía si era más correcto decir que era el quien estaba consumiendo coca o que era la coca quien le estaba consumiendo a él. Un poco, más bien un mucho, de ambas.
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