lunes, 1 de junio de 2009

El Consultorio 3

Hola, Diávolo, soy Harry. Tengo 27 años. Te escribo porque últimamente no sé qué me pasa pero tengo unos deseos irrefrenables de matar que a duras penas logro repimir. Me paso las horas fantaseando con aniquilar gente. Durmiendo, despierto, da igual. Hasta ahora he podido controlarlos, pero noto que se me está yendo de las manos. ¿Qué puedo hacer? No quiero ir a la cárcel.

Harry. Alabama.


Diávolo: alístate al ejército.

Y espera a que te manden a alguna guerra o misión. Ahí estarás, por hacer un símil con el mundo de la hostería, como en un garito con “bala libre”, en el que tu uniforme militar viene a ser el flyer, el pase que te acredita y da derecho a saciar tu sed de sangre (pam, pam, pam) tantas veces como te parezca y quieras, sin temor a que te enchironen. Evidentemente el “pam, pam, pam”, es sólo una idea, también puedes hacer “ratatatá”, o “boom, boom, boom”o “siiiuuuuuuuuuuuuu puuum”, o ser más de andar por casa y tirar de cuchillo, o que por alguna extraña razón inexplicable seas amigo del garrafón y prefieras utilizar tus rudimentarios puños o practicar el siempre eficaz partimiento de cuello manual. Sea lo que sea, lo tendrás en la carta, sin tener que poner un mísero céntimo de tu bolsillo, desde elitistas cazas con misiles inteligentes a simples navajas, pasando por tanques, granadas o sofisticados rifles de precisión, para que puedas elegir la forma y modo de tu divertimento. Como si quieres dejar la consumición a medias, pegarle un tiro en la rodilla e irte. Hay gente que disfruta más con el puntillo (descargas eléctricas en genitales, fustazos en espaldas, amputaciones, quemaduras…) que con una verdadera borrachera.


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Es indignante la forma en que hablas del ejército, de las misiones, de las guerras, como si fueran asesinos. Deberías informarte un poco más y cerrar el pico.
Rifles.

Diávolo: hombre, un tipo cruza la calle, a sabiendas que el otro suele estar a esas horas echando una cabezadita en el parque, para aprovechando su indefensión cargárselo a tiros.

No sé a ti, pero a mi me huele a asesinato.

Un tipo cruza, ojo, medio mundo, armado hasta las cejas con una estrategia, ojo, superingeniosa y supercurrada para, ojo, matar, qué sé yo, vietcongs.

No sé a ti, pero a mí me huele a lo mismo.

Seguramente para la opinión pública, el ejército, el Estado, no, pero seguro que para la family del agujereado lo menos importante sea si el tipo en cuestión se enfundó el uniforme militar para la ocasión o iba de sport y chanclas cuando confundió a papi, mami, hermanito, quien sea, con una simple diana móvil. Asesinado fue, a fin de cuentas.

Hé aquí una transcripción literal de la conversación mantenida por dos soldados norteamericanos durante la Guerra Bush, más conocida por la versión sinónima del nombre, la Guerra del Golfo.

  • ¿Ha sido en la frente colega? No, en serio tío, ¿Ha sido en la frente o no? Desde aquí no veo bien. Dímelo coño, que si no voy a tener que asomarme. Espera, espera. Shh. Viene alguien. Calla.

Se oyen disparos. Pam, pam, pam.

  • ¡Sí!, ¡joder!, ¡sí!, ¡de puta madre!, cien de la frente, y noventa del cuello de éste que ha venido ahora, ciento noventa puntos, más los cuarenta del hombro, y los setenta del pecho de antes de comer, hacen un total de trescientos puntazos. ¡Yuuuujuuuuu! ¡Voy en cabeza! ¡Soy el líder de la etapa!


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Buenas, Diávolo, estoy confusa y destrozada. Desde hace como tres años estoy con la mosca detrás de la oreja, segura de que mi marido me la pega, de que mantiene otra relación paralela, sólo que nunca pude demostrar que lo hacía. Cansada como estaba de la situación, de ser la cierva tonta y permisiva que consiente todo a su marido y no hace nada, no me quedé atrás y desde hace más o menos año y medio mantengo también una relación paralela con otro chico, Pep, del que siento estoy enamorada. Ayer mi hijo, bueno, nuestro hijo Jordi, me alertó de que había oído a su padre hablar por teléfono muy acaramelado y quedar con alguien al día siguiente, o sea, hoy por la tarde al salir del trabajo en un apartamentito que tenemos a las afueras, porque, palabras textuales “tenía muchísimas ganas de fo***” y lo que sigue. De lo del apartamento no me enteré hasta que le seguimos con el coche a la salida de su trabajo, el muy cerdo llamó al timbre y le abrieron, le había entregado hasta la copia de las llaves de nuestro apartamento. Esperé diez minutos y salí del coche, Jordi me quiso acompañar, pero le dije que era mejor que esperara ahí, tiene sólo diez años el pobre, estaba tan nervioso, me dio un abrazo fortísimo y se echó a llorar. Me dijo que fuera fuerte y que le diera un toque al móvil por cualquier cosa para entrar a ayudarme, el también tiene copia de la llave. Le di un beso en la frente, esperé a que se calmara un poco y fui con aire decidido al apartamento. Al llegar a la puerta me quité los tacones para no hacer ruido, desde ahí se oían unos gritos que de sobra me eran conocidos, abrí la puerta lo más despacio que pude y fue de puntillas hasta la habitación donde estaban. Al verlos tuve que salir corriendo sin hacer ruido de ahí, sin decir palabra, sin que me vieran, no tenía ni ganas de cerrar la puerta a mi paso, pero tuve que hacerlo, despacito, sin hacer ruido, hubiese arrancado esa puerta de un portazo, de la rabia, como podía estar pasando eso, estaba enrollándose con Pep, mi Pep, con mi Paco, mi Paco, con mi Pep, siempre he sabido que andaba con más gente, es lógico, yo estoy casada, tampoco iba a pedirle fidelidad cuando yo misma estaba a dos bandas, pero no sé, ¿con Paco?, tengo la sensación que se ha estado riendo de mí a mis espaldas, pero tampoco puedo decirle nada, ni a uno ni a otro, me estaría delatando, mi hijo me tiene en un pedestal, estaría tirando piedras contra mi propio tejado, es que no me lo creo, qué le digo a mi hijo, no supe que decirle cuando entré al coche, no paraba de preguntarme qué pasa mamá, qué ha pasado, al verme hecha un mar de lágrimas, qué va a pensar de mí, con todas las personas que hay en el mundo… va mi marido y me engaña con mi amante ¿Qué hago?
Tami. Girona.

Diávolo: ¿un trío?


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Un pequeño espacio para los anuncios. Contactos.

Falo torero busca vagina apoderada para futuras corridas que le dé calor y le acompañe en los momentos duros.

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Sé que mi hijo toma drogas, el me jura y perjura que no, y todas las pruebas médicas que le hemos hecho a lo largo de este año han dado negativas. Pero yo sé que se droga, aunque no puedo demostrarlo.
Juli, 46 años.

Diávolo: te entiendo perfectamente, a mí me pasa lo mismo, sé que puedo volar, pero oye, como son las cosas, que por más que lo intento no hay forma de demostrarlo.

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Hola, Diávolo ¿los esquizofrénicos tienen sentimientos?
Raúl.

Diávolo: depende del color que tengan los ojos.


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Hola, Diávolo, soy Isabel otra vez. Muchas gracias por el cuento de los perros, a la niña le encantó. Me preguntaba si podrías crear un cuento sobre príncipes para ella. Gracias.
Isa.


Diávolo: érase una vez un apuesto príncipe. Alto y rubio él. De ojos verdes, y una piel de blancura próxima al tip-ex. Felizmente, tras descartar ésta a miles de pretendientes, contraía matrimonio aquella noche con la límpida y angelical Bardema, su princesa, y desde entonces la de todos los del reino, sin duda la más nívea y rubia fémina del lugar, agraciada con una belleza singular, sólo comparable a la de los dioses, conocidos por ella como suegros; y sus hijos, conocidos por ella como churri, pues más descendencia no tenían los monarcas de aquel paradisíaco territorio que su marido.

Como decía, era noche de boda en aquella colorida y floreciente primavera medieval. Los pajaritos cantaban, los relámpagos hacían de improvisados paparazzi, y aunque era de noche hacía una poco de sol, para que fuera todo un poco más bello e insólito. Las nubes, cargadas de emoción por el acontecimiento, no chocaban, se abrazaban, escapándoseles unas cristalinas lágrimas que refrescaban la ceremonia, con cuidado de no mojar a los invitados, ni a los protagonistas, ni al cura. Para ello, contaban con la inestimable colaboración del viento, muy leve, muy suave, que se encargaba de ubicar a las gotas, desplazándolas, dándolas acomodo en lugares estratégicos sobre las flores, a las que daban brillo, produciendo en ellas un efecto similar al rocío que le daba un toque mágico al momento.
Tras el sí quiero de los enamorados, el apasionado beso que selló el enlace, y el consiguiente estallido de júbilo, se congregaron las gentes pudientes del reino, y alrededores, en el castillo, donde Saliván, el maestro cocinero de más renombre del mundo, preparó de forma magistral los más suculentos manjares jamás probados por el hombre.

Atravesando la primera de las cuatro etapas que conformaban esa exquisita pendiente gastronómica cuya ascensión hacía cima en el cielo de la degustación, los selectos paladares de los comensales quedaban a cada bocado más fascinados por las apetitosas delicias que gracias a Saliván tenían el placer de saborear. Tan sólo el príncipe no fue partícipe de ese sentimiento casi unánime que rendía pleitesía al buen hacer del cocinero en la sala.
Apenas probó el entrante retiró el plato.

  • Traedme un frasco, una lata,- gritó.
  • ¿Algún problema majestad?,- se interesó Saliván,- puedo prepararle alguna otra cosa si no es de su agrado.
  • No. Sólo un frasco, una lata.

Salivan mandó traer el recipiente inmediatamente y se lo entregó al príncipe, que ante la mirada incrédula de los presentes comenzó a lamerlo con el mismo entusiasmo y satisfacción que ellos mostraban al paladear el rico entrante preparado por Saliván.

Uno a uno fueron sirviéndose los platos, y uno a uno, tarta nupcial inclusive, fueron rechazados por el príncipe, inmerso cada vez más en ese incansable lameteo del frasco de cadencia demencial y próxima ya a la locura.

La gente no daba crédito… porque no existían los bancos.

Llegó la hora del baile. Sonaron violines, flautas, chelos…interpretando las más sutiles melodías, y el príncipe seguía chuperreteando el tarro, rehusando sacar a bailar a la princesa, que lejos de molestarse, le defendía de los tímidos comentarios adversos que hacían hacia su persona:

  • A todo el mundo no le gusta bailar, además, es normal que esté nervioso, acaba de casarse, ha dado un paso muy importante, aún tiene que asimilarlo,- le excusaba viendo como sin despegarse un instante de él, lamía y lamía el frasco de manera enfermiza.

En general, podría decirse que a pocos parecía incomodar la actitud del príncipe, que siguió de lametazo en lametazo durante todo el festejo.

¿Estará ejercitando la lengua para mí?, se preguntó la princesa muy picarona al ver la habilidad con que su amado pulía milímetro a milímetro cada rincón del recipiente.
Entonces recordó aquello que le respondió el príncipe cuando aún eran novios, al pedir ella que le desvelara un importante secreto, cuál era su comida favorita.

  • De primero conejo en salsa, de segundo dos buenos filetes, y de postre un chorreoso higo.
  • ¿Y entre horas? Para pasar el rato.
  • Para pasar el rato, lo mejor, la pipa… bien saladita.

Un cosquilleo recorrió todo su cuerpo, no veía la hora de salir de ese lugar y disfrutar de aquel laming y sucking que le tenía preparado su esposo. Sentía mayor atracción por él, segura de que le quería más, y se deleitaba ahora viendo la soltura con que se desenvolvía el joven. En realidad todos lo hacían, todos le miraban boquiabiertos, con admiración, hasta tal punto que le dedicaron una ovación. Chupando una lata, qué lección, con los manjares que hay, es tan humilde, se oía. Bravo, braaaaaaa vo. PLASPLAS, PLASPLAS, PLASPLAS, PLAS...

Acabose la celebración, y fuéronse los tortolitos de luna de miel al olimpo, un lugar hermoso, majestuoso, cuyo goce estaba destinado sólo a los dioses. Del techo colgaba una mosquitera dorada que cubría toda la cama. Había velas a lo largo y ancho de la habitación, sostenidas por las manos adiamantadas de las detalladas estatuillas de los recién casados que hacían las veces de candelabros. También las alfombras tenían dibujados sus rostros, besándose. Había fruta, mucha fruta, chocolate, dulces y diversos licores. La princesa se puso cómoda. El príncipe mientras tanto se cuidó de quitar los retratos de sus padres de sus respectivas mesitas de noche, le daba como yuyu, parecía que le estuvieran viendo.

Cruzáronse sus miradas.

Contemplaba ahora el príncipe la belleza de su amada en todo su esplendor. Sin más adorno que el de su largo pelo rubio cayendo sobre sus hombros. Era sencillamente preciosa. Más de lo que uno es capaz de imaginar. No pudiéndose diferenciar al momento de verla lo real de la fantasía.

Sus miradas volvieron a cruzarse, con ese un-dos un-dos, ese movimiento pingpongnesco de los ojos yendo de aquí allí, a una velocidad vertiginosa y en un espacio muy reducido.

La tórrida Bardema no pudo aguantar la tensión y lanzose al cuello del príncipe, que sin dejar de besarla intensamente la cogió en sus brazos, giró dos veces sobre sí mismo, agarrando febrilmente su cabello, la acorraló jadeante contra la pared y la tendió sobre la cama, boca arriba, presto a completar con ella ese puzzle que hace buena la máxima de que lo sencillo supera lo enrevesado. Ese puzzle elemental que a pesar de partir con el hándicap inicial de constar de sólo dos piezas, tiene a su favor el reservarse un millón de formas distintas de encajarlas, cuya consecución, reporta más placer, más bienestar, que él más inextricable habido aún por inventar.

Sugirió el príncipe entre los jadeos y susurros de los primeros lances de amor que permutaran sus posiciones y fuera ella quien estuviera encima llevando la batuta de esa sinfonía de la pasión, cosa que la princesa aceptó encantada, quedando la conjunción de sus cuerpos formando una “T” a la inversa.

Es tal como imaginaba, se dijo para sí la gozosa princesa, y cerró los ojos dejándose llevar por el júbilo que sentía con cada una de esas caricias que iban in crescendo, poco a poco, hasta de repente extinguirse.

Al volver a abrirlos una imagen desconcertante, esperpéntica, le aturdió, el príncipe, su amor, su cari, con los ojos vueltos al borde del clímax, lamiendo otra vez la dichosa lata desenfrenadamente, con el ansia con que un recién parido hambriento succiona la tetina del biberón fuera de hora.

  • ¡Basta ya! ¡Basta!,- decretó desquiciada Bardema,- ¡elige de una vez! , ¡o ella! ¡o yo!.

El príncipe, oído el ultimátum, la apartó de encima y se aferró como nunca lo había hecho al frasco.

Al parecer, nada en esta vida le gustaba tanto como chupar del bote.

FIN



Upps, soy yo de nuevo Diávolo perdona que te moleste pero es que se me ha olvidado pedírtelo antes con las prisas de que se me quemaba el arroz, al final he tenido que tirar media olla, que es lo que se me ha ido a mí, la olla, ahora que hago yo, que me echo en el tupper ware si apenas queda comida para uno y el torpe de mi marido no sabe ni hacerse unas frankfurt, aliñarse unos tomatitos cherrys, y acompañarlo con un poco de burgo de arias, y perdona por la publicidad pero es lo primero que me ha salido, quítala si quieres, es lo bueno de que no sea en directo, que puedes retocar lo que quieras, y, ojo, no te estoy llamando Urdaci, encima se lo he preparado hoy porque es su comida predilecta, no voy a hacerle el feo de llevármela, tendré que comprarme uno de esos sándwiches rellenos de cremas trituradas que me dan tanto asco en el curro, porque seguro que cuando llegue ya no quedan ni bocatas. Mejor me quedo sin comer, nunca los he probado, pero no sé, la pinta, el sólo recuerdo de la crema de los sándwiches incrustada en los dientes de mis compañeros me da nauseas. Soy algo escrupulosa. Todo esto a qué venía, madre mía, que llego tarde, y en la oficina se han puesto últimamente muy señoritos con la puntualidad, piensa Isa, piensa, que llevas ya dos retrasos (no de regla, de regla sólo uno, sólo tengo a la niña, de seis años) y a la tercera es amonestación (amoLestación según mi jefa, la muy gilipollas no sabe ni hablar pero oye, está por encima mía, menuda empresa, no sé de que container la habrán sacado, ni de dónde se habrá sacado ella la palabra, supongo que como jode que te la pongan, como molesta que te quiten sueldo, pues toma, amoLestación, con dos ovarios, y se queda tan ancha), ay madre que te iba a decir yo, que no me acuerdo, ah, sí, que eso, que se me ha olvidado antes pedirte también para mi princesita de seis añitos alguna historia sobre alguna heroína, y no hablo de drogas, sino de heroicidad, porque ese apartado literario está copado en demasía por hombres. Un beso, un abrazo, y perdona por las forma atropellada de escribir, a lo mejor no se entiende muy bien, pero es que tengo mucha prisa, no me da tiempo ni a releerlo. Que pases un buen día.
Isa.

Diávolo: lamuertedelasalamandra.blogspot.com/2008/05/no-me-llames-puta.html

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Otro pequeño espacio para los anuncios. Empleo.

Ayuntamiento busca varón blanco para hacer de Baltasar en cabalgata de Reyes.


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¿Cambia algo en el cuerpo humano después de practicar el coito anal? He leído en un libro que el ano vibra cuando ha tenido relaciones anales.
Anuska.


Diávolo: si te llaman mucho y no te quitas el móvil del trasero, sí.

P.D. Si estás jugando al PGR4 y te sientas sobre el mando justo en el momento en que estás chocando, también.


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Tan solo quiero contarlo, estoy destrozado, hecho polvo. Conocí hace más de 3 meses a una chica maravillosa. Al poco tiempo empezamos una relación juntos, todo va perfecto, y aún continúa pero lo que me destroza es que tiene fecha de caducidad. Ella estaba aquí aprendiendo el idioma y trabajando y tiene que volver a su país. Ahí se acaba todo. Me deprime pensar que sin tener ningún problema, y que hayamos conectado en tan poco tiempo como nunca lo he hecho con nadie, se tenga que acabar esto a la fuerza en menos de dos meses. No se que voy a hacer cuando llegue el día, no puedo imaginarme meter en un avión a alguien que esperaba hace tanto tiempo y dejarlo marchar sin saber si volveré a verla...
Jacinto. Córdoba.

Diávolo: pero qué pasa, ¿que no hay más plazas en el avión?
¿Ni en los siguientes?
¿Qué pasa que me estás estafando?
¿Que donde dices su país quieres decir en realidad su extraterrestre planeta del cordón de Orión en cuyas condiciones ya te ha dicho ella que de ir no podrías sobrevivir ni cinco segundos? falto de oxígeno ¿Es eso? ¿Es su “país” veneno para tus pulmones? ¿Eh? ¿A eso que llamas avión es en realidad una avanzada nave interestelar de tecnología inimaginable para el hombre? ¿Eh?
¿Qué pasa que tengo que llamar a los Men in? ¿O a Iker? ¿Eh? A milenio tres…para que cantes, ¿Eh?, ¿Es eso?… ¿Es eso no?... Que ella es de otro planeta y si pisas su tierra la palmas, pero nos cuentas la milonga del país y el avión para no delatarla.
¡La encubres!

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Más anuncios. Idiomas.
Intercambio tu francés por mi griego.

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Soy chico y tengo 38 años recién cumplidos. Soy un tío guapo y con buen cuerpo, simpático y me considero buena gente. Os cuento esto para q sepáis que no he tenido problemas para que las mujeres se fijasen en mí. Con todo, mis relaciones sexuales no han sido muchas porque nunca ha sido algo esencial en mi vida. Llevo 16 años con mi mujer, tenemos un hijo y desde que nació no hemos vuelto a tener relaciones sexuales. Lo he intentado pero no me siento excitado con ella. Una noche salí con los amigos de marcha, bebí algo de alcohol pero no fue nada desmesurado pero un chico se interesó por mí. Me fui con él, quería probar a ver que pasaba. La cosa no fue mal y he seguido teniendo relaciones con tíos pero me pasa que cuando estoy en medio de la faena, siento "asco" y cuando finalizamos el acto sexual, siempre me pregunto por qué lo sigo haciendo con tíos, cuando no se si me va en realidad porque esto nunca me ha pasado cuando he tenido relaciones con mujeres. El asco solo lo siento con los tíos.
Me gustaría saber si a alguien le ha ocurrido lo mismo porque me siento mal, con asco, pero a la vez, siempre busco tener relaciones con tíos...

Diávolo: a lo mejor es que no os limpiáis lo suficientemente bien el culo.


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Buenas, me encanta el olor de mis entrañas, tan así que me sueno la nariz con el mismo papel que me limpio...
Sarita 29.

Diávolo: chocolate con menta, mmm… eres una nostálgica del after eight.



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Hola, Diávolo, a veces chupo los condones de mis padres. Desde que tenía once años.
Gilberto.

Diávolo: mmm… y tú del almax forte y el yosport.




Pero quería saber si es malo tragarme el esperma rancio de la basura.
Gilberto.


Diávolo: hombre, a lo mejor la Conferencia Episcopal te acusa de canibalismo.


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Hola Diávolo, la consulta de Gilberto me ha recordado a mi padre, cuando me pilló la primera vez masturbándome no le pareció mal, pero desde que supo que ya eyaculaba y aún seguía haciéndolo se pillaba unos cabreos de la leche y me gritaba que era un asesino matando a conciencia a esos diminutas personas, sin darles siquiera la posibilidad de nacer, o morirse por ineptitud al no encontrar el camino. ¡Depravado! ¡Que disfrutas matando!,- me decía. De hecho me sigue gritando aún a día de hoy por usar el preservativo, “¡encima los dejas ahí, en esa fosa común! ¡Ten al menos la decencia de incinerarlos! ¡o dales un entierro digno! ¡Asesino!, ¡Asesino! ¡Qué vergüenza! ¡Disfrutas matando!”. A veces incluso hiperventila o se le saltan las lágrimas cuando llevo a una chica a casa y en plena faena irrumpe en mi habitación señalándonos con el dedo acusador y gritándonos: ¡Asesinato!, ¡Asesinato!, ¡No hay derecho a lo que estáis haciendo!, ¡Asesinato!, ¡Asesinato!, no María, suéltame, no puedo dejarlo estar,- le dice a mi madre que sonrojada consigue a tirones llevárselo del cuarto. ¡Asesinato!, ¡Asesinato! Lo siento,- se disculpa siempre mi madre avergonzada al salir. ¡Que es lo que sientes, María!,- se oye tras la puerta,- es un asesinato lo que hace tu hijo. ¡Un Asesinato!
Killer Antonio.

Diávolo: benévolo que es, en realidad es un genocidio.


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Se busca blogger para nuevo blog de moda masculina. 8 euros el post. Imprescindible buena redacción, buena ortografía y buena caligrafía.

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Buenas, ando echo una mierda, hoy el juez ha entregado la custodia de mis hijos a la madre, mi ex mujer. El mayor tiene cuatro años y el pequeño dos. Sólo puedo verles un par de días a la semana, durante tres horas, y los fines de semana alternos. Estoy desubicado, vacío, paso las horas muertas sin saber qué hacer, me había acostumbrado a pasar durante estos últimos cinco años de mi vida la mayor parte del día con ellos: jugando, hablando, paseando. Han roto mi rutina. Lo peor de todo es que estoy seguro de que ella sola no va a saber sacarlos adelante, es su madre, sí, y les quiere, muchísimo, pero no sabe educar, se limita a decirles a todo que sí para evitarse el pasar el mal rato del berreo. Es un descontrol, con ella los niños hacen en todo momento lo que ellos quieren, sin importar que esté bien o mal, o pueda ser perjudicial para ellos. Quiero volver a mi rutina, con eso me conformo.
Beltrán. 32 años. Getafe.


Diávolo: esto de entregar la custodia a la madre por haberlo llevado nueve meses en el vientre y haberlo parido, es como que un juez le entregue la custodia a un padre por el mero hecho de que fue él el único que se hizo cargo del niño en un tiempo pasado en que la mujer estuvo dieciocho meses en coma:

  • ¡Ah!, es que durante ese tiempo quien se hizo cargo de él, quien tuvo dolores de cabeza cuando el niño desapareció, quien le alimentaba, quien le llevaba a cuestas a todas partes, quien sufrió cuando tuvo un accidente, quien se jugó la vida al salvarle de que aquel coche que invadió la calzada le aplastara, quien vomitaba todos los días al verle la cabeza abierta… fue él, tú no mujer, estabas en coma, no te diste ni cuenta. Y como dieciocho son más que nueve, para tu ex marido que es íntegra, ¡qué es eso de compartir! A verle sólo éste, éste y este día; durante ésta y esta hora; aunque en teoría seáis tan padres el uno como el otro, no se puede comparar, date con un cantito en los dientes que duerme seis días contigo al mes.

Suena injusto, a barbarie, a absurdo, a irracional. Obviamente la mujer no atendió a su hijo no por falta de ganas, si no por serle materialmente imposible.
Oiganme señores, un embarazo y un parto no es sinónimo de buen educador ni de mayor amor al hijo. Básense en otro criterio a la hora de determinar a quien entregar la guarda y custodia. Si no lo tienen, si carecen de elementos que enjuiciar, no tomen partido de forma arbitraria por una u otro, y denla compartida.


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Me hace gracia que las mujeres siempre estén con que ser ama de casa es muy duro y tal, que es un trabajo poco valorado y reconocido, pero en cambio, cuando son ellas las que trabajan y tú estás en casa, siendo tu única ocupación dedicarte a las labores del hogar y estar de cháchara con los amigos, despilfarrando en tu ocio el dinero trabajado por ellas, te miran mal, y te lo echan en cara, como si fueras un parásito social. Es gracioso. De verdad que si, me hace mucha gracia el doble rasero que tienen según les sea conveniente o no.
Mariano Casero.

Diávolo: pues ríete.


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Buenas por decir algo, Diávolo, te escribo en relación a esa panda de gilipollas que pitó el otro día nuestro himno, y a nuestro rey. A esos que silbaron al Jefe del Estado español, ese que ha conseguido que España sea una sociedad de tolerancia y libertad en la que todo estúpido pueda tener su espacio de expresión. Son mierda. Y yo me cago en la mierda.
Carlos.

Diávolo: primero, ¿Por qué “me cago en la mierda”? Es como decir me meo en el pis, o empapo el agua. Ninguna de esas acciones es molestia para esas realidades en cuestión, no tiene sentido, es su ecosistema. Prueba a combinarlas: me meo en el agua, me cago en el pis, empapo la mierda (la diarrea tiene peor prensa y reputación que la hez sólida). Eso sí puede perturbarlas.

Segundo: quizá sea una especie de Richard Pryor en “No me chilles que no te veo”, pero yo eso de aprovechar el haber ayudado a instaurar la democracia para enriquecerse percibiendo una desorbitada pensión vitalicia y recibir un trato de semidiós por ello, perdona, pero en otros países democráticos, con su tolerancia, libertades y espacio para que cualquier mongol pueda expresarse, no lo veo, y menos aún la locura de que sus hijos hereden estos privilegios por el simple hecho de ser sus hijos. Claro que, a lo mejor tú sí sabes y yo no, que Juan Carlos tiene el jodido copyright de la democracia, y lo que cobra, en realidad, son royalties. Entonces la cosa cambia.

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Hola, soy Gonzalo, mi mujer me ha dejado de buenas a primeras tras quince años de matrimonio, y no sé ni por qué.
Gonza. Álava.

Diávolo: incomprensión.

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Hola Diávolo, tengo miedo de ir con mi hijo al fútbol. No hay derecho a que esté lleno de cafres violentos que no dejen disfrutar del espectáculo a los demás. Habría que hacer algo. ¿Pero qué? Miras al mundo y ves a gente matándose unos a otros sólo porque a la hora de rezar llaman con un nombre distinto a su Dios. A otros matándose por un trozo de Tierra. La gente es subnormal, por eso también los hay que se matan sólo porque animan a un equipo con camiseta distina. Francamente, creo que visto lo visto, lo imbéciles que somos, no hay arreglo, somos una especie retrasada.
Pepe. Almería.

Diávolo: de acuerdo con que la especie humana viene de fábrica con una estupidez de difícil solución, y es normal que te preguntes frustrado si:

¿Ante este panorama de imbecilidad humana es posible erradicar la violencia en el fútbol?

La respuesta es, sí.

Por lo que la pregunta ahora es:

¿Cómo?

Creando secciones de kick boxing, mejor vale tudo, en los clubs, en la que los hinchas puedan inscribirse y reventarse la boca con sus rivales tan ricamente domingo a domingo antes del partido de fútbol, de una forma reglada, pero con el plus de que la modalidad abarca un amplio abanico de posibilidades de fighting, que no limita la capacidad de improvisación a la hora de dar golpes de los contendientes, pudiendo así inscribirse un mayor número de participantes.

De este modo cumplimos tres objetivos:

- Los radicales son felices, siguen pegando hostias por amor a sus colores.
- Ya no existe violencia, sino competi.
- Y por supuesto, ya no es en el fútbol, sino antes de él.

Todos contentos. La vieja teoría de "si no puedes con el enemigo, únete a él".

El gasto es ínfimo. Se lucha con el torso desnudo, no hace falta que para identificarles lleven camisetas con el escudo del club al que representan, porque seguramente ya lo lleven tatuado en el pecho.

El campeonato tendrá un funcionamiento paralelo al de la liga de fútbol profesional, es decir, si se juega un Valencia – Atlético de Madrid el domingo en Mestalla, ese mismo día por la mañana se celebrará la otra LFP (Liga de Fostias de Perjudicaos) en la capital del Turia, actuando los Chés como locales y los Colchoneros como visitantes.

Guapo eh!

Pero ahí no queda la cosa, TRRRRRRRRRRRR (redobles), CHIN (platillo):
LA TRACA FINAL:

Los ganadores tendrán el privilegio de enfrentarse como premio, en una gran final por todo lo alto, en una lucha mano a mano sin porras ni bolas de goma que les amedrenten, a una selección compuesta por los antidisturbios más violentos del territorio español, esos que sin haber puesto aún un pie en el suelo para salir de la cama ya están deseando que a lo largo del día haya la más mínima para poder liarse a hostias con la gente. La creme de la creme del departamento.

La idea ya está. El formato también. Sólo queda ponerla en marcha.


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Vamos ahora con la pregunta de la semana. Breve entrevista a Francisco Franco a.k.a El Caudillo, en este pequeño espacio dedicado al periodismo de investigación.

Diávolo: ¿Es cierto, Francisco, que perdiste la virginidad con un alto mando del ejército republicano?

Francisco Franco: ¡¡¡¡¡Y un huevo!!!!!!




2 comentarios:

Blogger Eco ha dicho...

¿Tienes respuesta para todas tus preguntas?

1 de junio de 2009, 16:55  
Blogger Danilo Parte, a.k.a ,Martín iconli Mon ha dicho...

Aspiro a tenerlas.

4 de junio de 2009, 11:29  

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